Esta exposición itinerante recoge historias de la población LGBTIQ+ a través de objetos que nos hablan sobre el cariño sin importar los calificativos morales o criterios estéticos, también atravesada por contextos personales e históricos en una lucha por la igualdad de sus derechos.
La inauguración se realizó en Cuenca en la galería Salida de Emergencia en mayo de 2019 y entre el 20 de noviembre - 20 de diciembre del mismo año se expuso en la Galería Vitrina de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, después de ganar una convocatoria de proyectos expositivos.
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Nina y Vanessa
Hicimos esta serie de fotografías para contar nuestra historia. Escogimos los chanchitos porque la mejor forma que encontramos para conocernos fue comiendo. Hablamos de capitalismo, comiendo; de filosofía, comiendo; de las banalidades de la vida, comiendo. La comida ecuatoriana nos endulzó el corazón, nos dio un apodo y, la posibilidad de estar juntas.
Somos el resultado de muchas casualidades conspirando a nuestro favor, de hermosas conversaciones en medio del desencuentro lingüístico, de cientos de horas en video llamadas, de cartas a la distancia, de choques culturales, de treguas temporales, de amor y todos nuestros demonios. Nos conocimos hace 1 año y 4 meses, nos casamos hace 5 meses. Estados Unidos reconoció el matrimonio civil igualitario como un derecho en todos sus estados desde junio del 2014, gracias a ello pudimos casarnos y seguir juntas.
Nuestra vida es incierta porque mientras en Estados Unidos unos derechos han sido garantizados, otros no del todo. Desde hace algunos meses estamos a la espera de una respuesta de migración que definirá el destino de nuestra vida. Aunque no sabemos nada, nuestra mayor y más importante certeza es que estamos comprometidas la una con la otra.
Pedro
Desde niño me han gustado los dinosaurios y con mi pareja siempre nos gastábamos bromas con eso, porque tienen manos pequeñas y brazos cortos, de esos chistes que surgen un día y se quedan por siempre. Hace un par de años mi pareja se iba fuera del país por diez meses para estudiar. Decidí comprarle algo especial para su viaje y encontré este peluche, al inicio tenía manos largas, entonces le pedí a una costurera amiga que le haga las manos más pequeñas. A los seis meses regresó de visita, una semana, por sorpresa y estaba con el peluche en su carro lo cual fue muy emocionante porque finalmente no se lo había llevado a su viaje.
Cuando se iba a ir nuevamente le dije que yo me lo llevaba para que no se quede en su departamento solito. Me lo quedé y le puse de nombre Rocoto, casi siempre que viajo, sobretodo si voy a encuentro LGBTIQ+, lo llevo conmigo y le mando fotos de Rocoto a mí pareja, para decirle, de alguna manera, ve estás aquí conmigo. Así hemos conocido Lima, Loja, Quito, Washington y Nueva York. Creo que este objeto visibiliza el amor, más allá de la identidad de género o de una orientación sexual, porque lo que siempre me ha dado fuerza, a través de él, es saber que mi pareja está ahí.
Patricio
Esta fotografía se tomó cuando yo cumplía tres años con mi pareja, hicimos una reunión en nuestra casa con algunos amigos, por nuestro aniversario, uno de ellos nos fotografió. En esa época nuestra relación era escondida, no era como ahora que hay más apertura. En total con mi pareja estuve seis años, siete meses. Fue bastante tiempo, vivíamos juntos, era muy bonita la relación, éramos una pareja común y corriente, por eso yo apoyo el matrimonio igualitario, porque en ese entonces no podíamos demostrar nuestro amor, no podíamos ser todos iguales. Si bien es decisión de cada persona casarse, o formar un hogar no veo porque no podríamos todos hacerlos en igualdad de condiciones.
Gerald
Este Oso se llama Paulito, tiene 4 años. Lo compré para mi novio Paúl, vivíamos en diferentes provincias y él siempre me pedía que ya se lo diera para llevárselo a su casa. Nuestro sueño era vivir juntos y Paulito representaba el niño, la casa, la vida que nos esperaba cuando ambos hayamos acabado nuestras carreras y, estables, pudiéramos comenzar una vida juntos. Yo no se lo daba porque el objetivo que tenía Paulito era juntarnos cuando estemos preparados. Lamentablemente Paúl falleció, la familia de él no aceptaba nuestra relación y no pude asistir a su sepelio, por lo tanto el Oso quedó como mi unión con él al cual abrazo cuando lo extraño y al cual le sigo contando como ha ido mi día, y los planes que tengo a futuro.
Javier y José
Siempre me han gustado los videojuegos, me han cautivado desde pequeño, al conocer a José, tenía una consola portátil, y la llevaba cada vez que viajaba desde Guayaquil, ciudad donde vivo, hasta Cuenca, en uno de esos viajes se me extravió, y sin afán de sonar superficial sentí que perdí mi única manera de entretenimiento. Al ver esto José sintió lo mismo, lo cual me sorprendió porque sé que le desagradan los videojuegos, pero tal fue su empatía hacia mí, que empezó mensualmente a guardar dinero y compro la consola actual. El día que me dijo que lo haría me di cuenta que el mundo sería un lugar maravilloso si tratáramos de respetar y entender a las personas en nuestro alrededor, sus gustos, que les alegra, que los entristece, darnos un poco de tiempo y aprender de los otros, escucharnos, al final darnos cuenta que no somos tan diferentes entre nosotros. Ahora juego con José, cuando está de humor y aunque él dice que no, sé que coge la consola secretamente, para jugar cuando no estoy, le cambia la configuración (accidentalmente), me borra mis avances, y me da gusto que lo haga, comparte algo que me gusta y trato de hacer lo mismo con lo que a él le gusta, activismo, conversaciones sobre derecho. Y de eso se trata la vida intentar cosas nuevas, no quedarnos en nuestra burbuja de comodidad.
Paulina y Alejandro
Cuando escribí estas cartas para Paulina yo trabajaba en un edificio como guardia de seguridad, recién estábamos comenzando nuestra relación y no teníamos muchos recursos. Mi intención siempre era expresarle mi amor y darle a ella un poquito de alegría con los recursos que tenía a mano, por lo que hacía estas cartas a lo largo de mi jornada laboral.
Para mí estas cartas significaron más que cualquier otro regalo que él me pudiera dar y las guardo en una caja especial, porque es lo que más miedo me daría perder o que me roben, me recuerda los comienzos de nuestra relación y el amor y cariño que siempre me ha sabido expresar.
Ahora vivimos juntos y seguimos igual de enamorados. Nuestra petición de matrimonio ha sido negada por el Registro Civil, pero lo vamos a seguir intentando.
Janeth y Tala
Estos anillos los intercambiamos simbólicamente Tala y yo el 29 de enero del 2010, fuimos de las primeras parejas del mismo sexo en acceder a la unión de hecho en el Ecuador. Nos conocíamos desde hace más de una década y, aunque participamos del proceso de la Asamblea Nacional Constituyente en Montecristi en el año 2008 para que el Estado reconociera la unión de hecho entre parejas del mismo sexo, nosotras, que ya vivíamos juntas, no pensábamos hacer ese trámite porque nuestro amor y compañía nos resultaba suficiente.
No obstante, cuando ella enfermó decidimos unirnos para poder acceder a varios derechos que no se tienen cuando las parejas no están reconocidas legalmente, como el Montepío. Gracias a esta unión de hecho generamos un lazo sin el cual no hubiéramos podido reclamar jurídicamente nuestros derechos, lo cual resultó importante, pero que de ninguna manera se compara o es prueba del amor que antes ya nos profesábamos y permanecimos juntas en toda la enfermedad hasta su muerte y el amor a la Tala es hasta ahora y por siempre.
Nuestra unión de hecho fue de las primeras del país. El acceso de mi parte al Montepío fue el primero del país y uno de los primeros de latinoamérica, siendo un caso emblemático que sirve de precedente para futuras luchas de la comunidad LGBTIQ+