Extractos del diario de campo
Batalla de rap
María Elissa Torres. Viernes 17 de mayo de 2019. 21h
""...En la plaza de San Francisco hay un grupo de unas 25 personas escuchando una batalla de rap entre cuatro concursantes divididos en dos bandos. El tema de sus improvisaciones gira alrededor de quien rapea mejor y como se relaciona esto con quién es más hombre, más fuerte, más exitoso y una buena cantidad de chismes sobre el contrincante que motiva a los asistentes a irrespetarlos y conocer sobre su privacidad aunque no conozcamos ni sus nombres. Cada bando se turna para intervenir. En un grupo parecen estar dos ecuatorianos y en el otro dos venezolanos. Se menciona constantemente el hecho de que uno está orgulloso de sus raíces negras y que el otro está demasiado blanco, también se habla de Antonio José de Sucre y de Simón Bolívar y de la liberación de la colonia, mencionar a Sucre y al orgullo de ser afrodescendiente es lo más aplaudido por los espectadores. Cuando termina la ronda (cada ronda tiene diferente duración, temas sobre los cuáles improvisar y reglas) unos jurados votan por los grupos, quedando empates después de 4 rondas. Se decide al grupo ganador en una última batalla en donde participan solo dos personas, uno a uno, cada grupo elige su participante. Antes de que empiece se explican las reglas, cada participante puede decir máximo dos frases por turno y durará tres minutos.
Cuando termina el jurado elige al ganador, que fue quien contó con más apoyo y aplauso del público, se les da unas medallas y todos les felicitan, a los perdedores se les da palabras de ánimo y se les motiva a seguir participando para que mejoren, a parte de mí, habían 5 personas que parece se quedaron a observar sin conocer a nadie, uno de los asistentes a voz en cuello invita a todos al ruedo que se dará el día sábado en las escalinatas, donde ya es costumbre verles, es la primera vez que me entero que también vienen por acá. Los ganadores y su gente se toman fotos exhibiendo las medallas en las letras de Cuenca que hay en la plaza con el fondo de la catedral. Luego se van, en diferentes direcciones pero en jorga. Además de ellos no hay nadie en la plaza, ni siquiera un guardia privado..."
Protestas
María Elissa Torres. Lunes 21 de enero de 2019, 16h
"...cuando llegué al Parque Calderón, a la esquina de la Gobernación (Luis Cordero y Simón Bolívar) vi que ya había un plantón de unas 100 personas que se habían tomado esa esquina, por lo tanto los carros no podían circular por la Bolívar. Pregunté de qué se trataba y me comentaron que todos venían de Morona Santiago, de La Unión, Santa Isabel, Chordeleg y Gualaceo y que habían estado ahí desde las 14h, estaban demandando que se construya una carretera alterna para llegar el Oriente desde el Azuay, puesto que la carretera que existía antiguamente había colapsado hace tres meses por lluvias y deslaves (carretera que desde hace 60 años no se había terminado de construir formalmente), por lo que pedían que se haga la vía alterna por Limón. Me comentaron que había resistencia para construir la carretera porque se la tendría que hacer sobre una fuente de agua, pero ellos aseguraban que no iba a pasar nada, y que en todo caso su movilización era más importante porque desde hace meses estaban aislados y el gobierno no hace nada.
También me comentaron que mucha gente ya se había ido que habían estado al menos 300 - 400 personas, y que un dirigente se estaba reuniendo adentro con las autoridades, apenas saliera se regresarían a Morona o a sus respectivos cantones. El líder (Leonidas Lituma de San Juan Bosco) salió y fue entrevistado inmediatamente por Teleamazonas, el camarógrafo, que a la vez hacía las preguntas, ordenó a los manifestantes que se pongan detrás del entrevistado y que alcen los carteles “para que se vea harta gente”, todos obedecieron sin chistar.
Le pregunté al periodista de Teleamazonas cuando acabó la entrevista si se quedaría para el plantón de las 17h que era para evidenciar los femicidios en el Ecuador y exigir medidas de parte del Gobierno, “no sé niña” me dijo y luego me preguntó si estaba haciendo prácticas pre profesionales de comunicación social, le dije que no y se fue sin prestarme más atención. No se quedó para el plantón, si se hubiera quedado podría haber filmado a más de 1000 personas, la mayoría mujeres, marchando al rededor del Parque vestidas de negro"
Casa del obrero
María Elissa Torres. Miércoles 9 de enero de 2019, 16h
“…en mi recorrido del día anterior me encontré con un pequeño stand del Municipio que promocionaba la <
En las dos horas que estuve aquí vi acercarse tan solo dos vehículos a llevar obreros pero no podía distinguir a cuantos se llevaba puesto que a penas el carro se estacionaba unos 30 o 40 obreros lo rodeaban y no se podía distinguir cuantos se subían al carro, pero por los comentarios usualmente se llevan de uno a tres personas.
Me senté en una de las bancas donde estaban ubicados unos quince obreros y conversé con ellos. No todos hablaban pero escuchaban atentamente lo que se decía, un señor de 50 años aproximadamente comentó que no les pueden retirar de ahí, puesto que a la plaza se le ha dado este mismo uso desde hace 200 años, y en su caso en particular desde su abuelo venía a San Francisco a buscar trabajo, y así también lo hizo su padre y él mismo de niño. Otro obrero más joven comentó ya con una actitud arengadora que “el pueblo es el que manda” y que ellos no se van a ir a la Casa del Obrero por muchas razones.
1. La ciudadanía ya está acostumbrada a ir a contratar en San Francisco, a esta casa no la conoce nadie, la ubicación no es céntrica y es difícil darse.
2. La casa es tan solo una puerta con tres paredes, es imposible que entren las 300-400 personas que usualmente frecuentan la plaza.
3. La casa no pertenece al municipio sino que está alquilada por un año, puede que en un año no se vuelva a alquilar y se caiga el proyecto, o que si no gana el mismo alcalde no se continúe con el proyecto.
Consulté a un gran grupo si alguno de ellos o de los que estaban ahí en ese momento había participado de la remodelación de la Plaza y me comentaron que en la remodelación solo habían trabajado obreros del municipio, el municipio trabaja con empresas contratistas que ya tiene su gente, aunque para reducir costos estas grandes empresas suelen precarizar a sus jornaleros contratando en su mayoría migrantes. “La plaza solo la reconstruyeron venezolanos y peruanos” me comentó amargamente un obrero y el resto asintió, “es injusto agregó, porque a ellos se les paga poquísimo, o sea al único que le conviene es al contratista” (Finalmente los obreros no abandonaron la plaza y la siguen utilizando para buscar trabajo hasta el día de hoy, enero de 2021)
Comercio Ambulante
María Elissa Torres. Martes 7 de mayo de 2019, 11
“…la plaza San Alfonso es quizás uno de los lugares de nuestra zona de estudio donde más comercio informal y popular podemos encontrar. Aquí los puestos se crean en cualquier lugar de la vereda y no hay homogeneidad para vender y/o ofrecer un servicio, al estar a las afueras del IESS y cerca del mercado 9 de octubre el ambiente es vibrante. La misma señora que en dos bancos de plástico te imprime hojas, saca copias, también te emplastica documentos y vende maní dulce y salado. Otra señora sentada en una de las bancas de piedra, que parecen de factura sesentera, vende boletos de la lotería que están ordenadamente expuestos en la banca, con piedras encima para que no vuelen, en este corredor donde parece quedarse atrapado el viento. La señora que vende periódicos también vende dulces. Y otra señora que se dedica a la venta de libros usados también compra cosas usadas, justo en el momento que estoy ahí se acerca un joven de 30 años, vestido con el uniforme de oficina del IESS, a venderle 25 vinilos por 30 dólares.
En el constante ir y venir de personas también pasan vendedores ambulantes ofreciendo productos, un hombre de 40 años quizás, vende suéteres, cada uno pulcramente colgado de una percha, quizás lleve 15 en cada mano. También pasa un señor, de 30 años quizás, vendiendo cevichocho en una carretilla, minutos después un señor de quizás 50 años vendiendo ceviche, ninguno de estos hace una venta, todos vienen desde la Calle Hermano Miguel y la siguen bajando.
En este sector todas las personas se tratan de vecino/a, se conocen bien, se cuidan los puestos. Hay un hombre que parece sentirse todo el tiempo en derecho de coquetear a todas y cada una de las mujeres que pasan y que trabajan aquí. El día está frío, sin embargo, hay un buen ambiente en este sector, se siente la compañía porque la gente se conoce e interactúa. Al lado del estacionamiento de bicicletas es un lugar para que ambulantes dejen su mercadería encargada por un momento o se paren a organizarla propiamente. A ninguno de estos vendedores les va particularmente bien, quizás quienes tienen más clientes son los dos puestos de internet y cabinas pero tampoco podría decir que su trabajo es abundante. Se gana, pero se gana poco, definitivamente hay que estar todo el día en esta zona para percibir algo.
Me acerco al portal del edificio de departamentos y veo que en una caja están dispuestos unos veinte sánduches (sánduches cubanos, es decir jamón, lechuga, tomate y queso), con jugos/colas, varias personas me miran, cuidando a los sánduches, espero unos minutos y varios vecinos ya han llamado a la dueña, que viene rápidamente desde la calle Hermano Miguel a preguntarme si quiero comprar uno…”